Lo que queda...

viernes, 25 de septiembre de 2009

 

En realidad, el propósito de este blog cuando lo abrí era realmente el poder evadir mis asuntos personales y concentrarme en despotricar sobre temas más generales, por lo tanto tal vez debo disculpas en cuanto qué tan personales llegan a convertirse estas entradas en algunos momentos. Para mi drama personal está mi LiveJournal, sin mencionar siquiera al Facebook el cual está lleno de irrelevancia.

En cualquier caso, todo texto no informativo (y de cualquier modo, muchos textos informativos también) contienen más que un poco del autor. Por supuesto, este blog no es excepción. Sin embargo, subir entradas no constituye para mí ni un trabajo ni mucho menos una obligación (las cuales trato de recortar al mínimo). No, más que eso, esto debería de ser un pasatiempos, pero un pasatiempos para ambos. Tanto yo que escribo como para el que lee. En ese caso, asumir que remotamente pueden llegar a interesarse en mi vida privada sería demasiado soberbio de mi parte.

¿Qué dejaremos al morir? Yo creí siempre que dejaría algo importante, sin embargo esas ideas las dejé de lado cuando decidí volverme irrelevante como el resto. A lo sumo, busco dejar un par de palabras o frases en las personas y en la historia. Tal vez realmente debería de terminar los libros que comienzo; al menos de ese modo sería más sencillo llegar a alcanzar aquel ideal. Tener una serie de citas Wildeanas, ser citado por nuestras descendencias... ah, la verdadera inmortalidad. Llegar a ser un quick-wit del siglo XXI en un país donde realmente el quick-wit muy seguido no es comprendido del todo debido a la finura de sus palabras y la sutileza de sus insinuaciones. Dios salve a la reina de Inglaterra; si estuviera ahí la gente me entendería... no me dedicarían atención ya que tendría mucha más competencia en esto de la batalla de los wits, pero al menos no sentiría que hablo en vano.

Oscar Wilde es realmente la persona a admirar, y lo tomo como un ejemplo. No en cuanto a la vida personal necesariamente, sino más bien intelectual y literario, incluso en lo social. Una persona perfectamente capaz de entretener a todos en una cena, con sus interminables anécdotas y su humor refinado. De alguna forma siempre encontraba la forma de sacar conversación y relacionarse con alguien.

Está bien, probablemente yo no llegue a ser así socialmente; la pluralidad actual de intereses en las personas me previene de relacionarme con muchos, sin embargo quiero vivir en las citas históricas. Probablemente las primeras palabras mías que sean citadas sean mis últimas palabras. Hace mucho tiempo había decidido cuál quería que fuera la última letra que pronunciara antes de morir. Por alguna razón, elegí la "e."

Tal vez podría dejar el mundo con un dramático "siempre voy a amarte," o "elijo la muerte." O algo por el estilo. Pero prefiero darme el lujo de ser original, y pensarlo hasta que el momento llegue.

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