Unmei no DeAi

lunes, 28 de septiembre de 2009

 

-¿Y hace cuánto que se conocen?
Me preguntó él, en un vago intento por conocerme mejor. O tal vez por conocerse mejor, ya que de alguna forma, al igual que el resto de las personas, veía un poco de sí mismo en mí. Sin embargo, luego descubriría lo distinto que en realidad elijo ser.
-Unos dos años.
Respondí brevemente. Mi interés en la conversación era mínimo. Lo era, hasta que decidió sacar el tema en cuanto a ella. Mi interlocutor rió; era su usual forma de demostrar sorpresa.
-Imaginé que más -me dijo entre la sonrisa que se esbozó en su rostro-. Me dió la impresión de que se habían conocido hace bastante tiempo. ¿Cómo se conocieron?
Esa es la pregunta que al plantearse revivió los recuerdos de un pasado cuyo único uso actualmente es sustentar al presente. Mi interés ya se había despertado. No es como si creyese que alguien podría entender el conjunto de situaciones que nos han traído al momento de ahora; no, nadie lo entendería a menos que lo viviese. Más que eso, buscaba en parte sentirme bien conmigo mismo al hablar de ella (sí, hablar de ella siempre encontraba la forma de hacerme sentir mejor, de sentirla más cerca, como si estuviera ahí), por otra parte complacer a mi presente compañero conversacional quien esperaba algún tipo de respuesta de mi parte, y por último revivir aquellos momentos; intentar expresarlos. Llamémosle experimentación. Cómo reaccionaría un ente externo al escuchar tan sólo una parte de la serie de eventos que nos acercó.

-Por coincidencia -respondí rompiendo el silencio que mi estado pensativo había generado-. O debería decir por suerte, si creyera en una superstición tan general como esa; algunas personas a esa “suerte” o “coincidencia” le desearían atribuir alguna conexión con los dioses, o con el destino. Digamos que fue el destino; nuestros destinos se cruzaron sin mucha razón, casi sin saberlo. Si fueramos a contar la historia con un comienzo, debería decir que hay dos momentos en que nos conocimos. El primero, cuando nos vimos por primera vez, y el segundo cuando realmente nos vimos, mas allá de la simple mirada, cuando realmente nos conocimos.
-Entonces comencemos por el principio. ¿Cuándo se vieron?
Así comenzaría mi relato. La incursión en un punto de mi vida que la había marcado más profundamente que cualquier evento que pudiera recordar; y esta serie de eventos podía recordarlos muy bien. Cada uno de ellos tuvo cierta importancia. El viaje al pasado ya había inciado.
-Como bien dije, la primera vez que la vi fue hace poco más de dos años. Incidentalmente acudí con mi entonces pareja al mismo lugar que ella. En realidad, al verla, no me llamó la atención en lo más mínimo, ni tampoco volví a realmente pensar en ella después de eso. Cualquiera desearía poder contar la situación en una forma dramática, muy similar a “desde la primera vez que la ví, no se pudo apartar de mi mente,” pero yo al contrario, tomo orgullo en no haberme fijado en la persona que vi y no conocía. Eso es lo que me recuerda que mi interés no llegó por lo físico, sino por su personalidad; que el interés físico de ahora es derivado de su personalidad tan atrapante. Fue al conocerla que llegué a quererla, y eso me distingue del resto, me hace único, aparte de todos aquellos que simplemente albergan segundas intenciones desde que la ven. De cualquier forma, con el tiempo y cosas que han pasado, se ha vuelto más que evidente que no se trata sólo de su maravillosa apariencia física, que no es lo importante, sino complementario. Que la querría como la misma rosa carmesí que me parece ahora, aún si se marchitara. El simple hecho de no haberle prestado atención el día en que la vi, de no haber intercambiado palabra alguna, fue el fundamento para lo que habría de venir.
-¿Y qué habría de venir?
Realmente habría captado su interés, o tal vez despertado su caracter inquisitivo. Sus preguntas ya no servían el propósito de sacar un tema, sino de agilizar mi relato.
-Aquella vez la vi venir e irse, inmutable. No tenía idea de la relevancia de aquella situación. Sin embargo, un mes o quizás dos meses luego de eso, me vi en un lugar tremendamente aburrido y frustrado, un evento a puertas cerradas, ahora soltero, con mi antigua pareja merodeando por aquel lugar y exhibiéndose con su nuevo novio-trofeo. No entendía en lo absoluto mi lugar ahí, qué era lo que estaba haciendo en aquel lugar, o siquiera por qué acudí. En ese momento, no lo sabía, pero mucho más tarde tendría sentido. Fue para conocerla. Realmente no hubo ninguna otra razón por la que me pudiera encontrar ahí; de no ser por haberla conocido, esa noche hubiera sido un completo desperdicio, casi auto-destructivo. Lo que sucedió distinto aquella noche, fue que la vi nuevamente, y de hecho decidí hablarle. Tampoco tengo idea de por qué lo hice en retrospectiva. No encuentro lógica en la forma que esta serie de cosas se dió.
-No se necesita una lógica, ni tampoco una razón.
-Sólo sé que...-contesté y reí- me abrí el camino entre muchas, muchas personas solamente para hablarle. Creo que nunca antes había hecho a un lado a tanta gente de forma tan enérgica como ese día. Y me alegra haberlo hecho. Si tomé decisiones buenas en la vida, esa fue la mejor. Nuestro primer intercambio de palabras hasta ahora es una serie de frases memorables entre nosotros; pero lo que me sorprendió fue que me recordara a mí, a quien no había visto más que una fracción de hora hace tanto tiempo, con quien no había hablado. Así como yo la recordé a ella. Tal vez todas las cosas sí pasan por alguna razón.
Yo me sonreía hacia mis adentros. Las consecuencias de aquella conversación. La forma en que pronunciar un par de palabras podía cambiar tanto las cosas.
-En ese momento, rompí nuestras actuales, entonces inexistentes, reglas de mínimo contacto, y tomé su mano, ayudando a dirigirla entre la multitud tan aglutinada en aquel lugar. Esa misma noche conversamos bastante; no la quise perder de vista aún cuando tuve que hacerlo por un momento. De hecho, en el momento en que nos separamos por un momento, tuve la opción de irme y dejar todo como estaba, o quedarme y esperar poder encontrarla nuevamente. La volví a elejir. Cuando nos encontramos nuevamente, me presentó a sus amistades que habían acudido también, y continuamos encontrando nuestros puntos en común, incluyendo el hecho de que vivíamos tan cerca, sin embargo nunca antes habiéndonos percibido. Creo que nos divertimos bastante en aquella ocación; al menos yo lo hice. Fue una noche perfecta. La primera de muchas. Aquella noche del 15 de Octubre.
-La noche en que se conocieron.
-Exactamente -asentí-. La mejor forma de describirlo. Finalmente, aquella noche terminó y dio paso a la mañana. Debíamos irnos de ahí, y en algún momento decidimos desayunar juntos, cerca de nuestras casas. Sin embargo nos encontramos con el lugar cerrado, debido a la temprana hora que era.
-Naturalmente.
-Aunque creo que incluso eso también debía tener algún significado. Debido a eso, rondeamos el sector, caminando y hablando aún más. Mientras más palabras nos decíamos, más podíamos relacionarnos y yo comenzaba a sentirme como si la hubiera conocido siempre. Tal vez, más aún, como si hubiera nacido con el propósito de conocerla. Cuando el lugar abrió sus puertas y desayunamos juntos, las palabras ya eran sobreentendidas, me estaba convenciendo de lo anterior. Deseaba que esa taza de café no se acabara nunca. Que permaneciera siempre llena, y nos permitiera simplemente permanecer en aquel momento; pero era imposible, de cualquier forma, aún faltaban mejores cosas por venir. Aún luego de que nos despidieramos aquella primera vez, nos encontraríamos luego esa tarde. Tan sólo seis horas después.
-¿Quién recuerda ese tipo de cosas, realmente?
-Nadie. Descansé esas seis horas, impaciente por llamarla ya que me había dado su teléfono y la indicación de llamarla con el propósito de arreglar nuestra salida.
-¿A dónde irían?
-Había un lugar, una tienda de interés, que había querido mostrarle durante algún tiempo. Además servía como excusa para vernos y salir. Aunque nos tomaría muchos meses el poder llegar a ir. Eso se debe a otra serie de eventos, de coincidencias, que también ayudaron a preservar lo que había nacido en aquel momento.

1 comentarios:

Martini♥Cat dijo...

ese tema es del touhou!! xDDD
btw, awww, que cute x)
no tenia idea que tenias blog =P
oh well, te agrego al blogroll, mientras me pregunto porque carajos estoy viendo el zorro por canal 13 xD

have fun, mua